A caballo entre la meseta castellana y la depresión del Ebro, el Moncayo surge altivo y espectacular, y constituye la cima más alta del Sistema Ibérico (2315 m). Su característico relieve, la frondosidad de su vegetación (en contraste a la aridez de las estepas colindantes), su variada flora y fauna, sus fuentes y cursos de agua, confieren a este monte y su entorno una riqueza paisajística de primer orden.

La climatología de la zona cuenta con veranos suaves y cortos, e inviernos largos y fríos. Conforme se asciende en altura, bajan las temperaturas y aumentan las precipitaciones. Eso hace que en el Moncayo encontremos una variedad vegetal sin parangón, con una fauna asociada igualmente rica.
Junto a las encinas o “carrascas” nos encontramos especies como el maulejo o espino albar, el endrino, el rosal silvestre y la gayuba o uva de pastor. La fauna aquí no es muy numerosa, pero sí rica: el sapo corredor, la abubilla, la paloma torcaz, el zorro y la culebra bastarda.

Su hayedo es uno de los más meridionales de Europa, y más arriba el pino negro, sabinas rastreras y enebros conviven con el colirrojo tizón, la liebre o la víbora hocicuda.
Existe un Centro de Interpretación de la Naturaleza en el Parque Natural (Agramonte) y otro en la localidad de Añón de Moncayo.